-¡Isabella te dije que no!-Le grité
-¿Te pensás que no se da cuanta?
-Perdón Agus-Me responde con una voz sumisa.
-Es como que yo te diga que Benja no se da cuenta que gustas de él-Le respondí enojada.
Así comenzó nuestra tarde del sábado, estábamos en casa, me puse a preparar la chocolatada, Mía llegaría en cualquier momento. Después de un rato llegó Mía, nos sentamos a tomar la chocolatada, en ese momento escuchamos que algo de la habitación se había caído al suelo, cuando fui era una cajita de plástico con marcadores, al voltear “ella” estaba ahí, estaba sentada mirándome, me fui corriendo.
Las chicas me preguntaron qué me había pasado, y no sabía qué decirles, me tratarían de loca, así que solo dije que me había golpeado.
-Bueno les sigo contando-Dijo Mía
Pero yo no podía de dejar de pensar en “ella”, esa mujer que había en la habitación, es imposible, ella murió, yo la vi morir; ella estaba enterrada en el cementerio, ella estaba…en mi habitación. No podía quitar de mi mente su mirada, en su forma tranquila de mirar, como si no le sorprendiera que yo la hubiera visto.
Isabella se fue. Mía se quedó a dormir.
No me animaba a contarle a ella lo que me había pasado, pero se dio cuanta que algo no andaba bien.
-Ya fue Agus, ¿me vas a decir qué te pasa?-Dijo Mía
-No, porque no me pasa nada-Respondí tratando de poner una cara de seguridad
-Bueno, si querés que te diga que te creo, te lo digo-Argumentó Mía
-Si te vas a enojar por eso, te cuento, pero…prometéme que no se lo vas a decir a nadie.
En mi interior me moría de ganas de contárselo, pero y… ¿Si no me creía? Le conté todo con lujo de detalles.
Mía al principio me miraba con cara rara, pero después esa cara cambió a espanto y luego a confusión.
¿Se fue?-Sí, ya no está más aquí-Me contesté a mi misma tratando de convérsenme que era lo mejor.
Hoy creo que va a ser la primera noche que voy a poder dormir.
Ella se fue, ya hace 10 años de su muerte el próximo mes y aún seguía aquí como el primer día que tiró la caja con marcadores.
Ella era mi tía, es común que la extrañe, ella murió el 22 de julio del 2000 a las 14:35 de la tarde, estaba internada en la habitación 6, en la cama que estaba al lado de la ventana. Yo tenía solo 14 años y jamás de olvidé de ella, jamás.
Pero se había marchado, hasta que un día escuché su voz llamándome.
-Hola, ¿como estás?-Dijo muy tranquila
-¿Por qué no me contestas?-Su voz se hacía más fuerte.
Salí de un salto de la cama me puse las ojotas, la bata y salí de mi habitación, primero pensé que solo era un sueño, que era normal después de tantas noches sin dormir, así que fui al baño y me lavé la cara diciéndome a mi misma que ella no estaba, que ella se había ido, que estaba muerta.
Mi cara mojada impedía que mis ojos se abrieran, así que cuando sequé mi cara, ella estaba ahí.
Solo menciono que estaba distinta, y yo le dije que se marchara que no la quería ver. Y con los ojos llorosos se desvaneció en el aire, hoy solo quiero que vuelva.
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